martes, 19 de agosto de 2008

36 en 72: ¡No Podemos Desistir!

En estas dos semanas la violencia se ha disparado al punto que el fin de semana antepasado 36 personas fueron asesinadas en un periodo de 72 horas. La semana pasada sicarios irrumpieron en un servicio evangelístico que unos hermanos Cristianos estaba dirigiendo en un Centro de Rehabilitación de la ciudad matando a 8 personas. Este fin de semana, sicarios asesinaron a 13 personas en una fiesta en Creel y 15 mas fueron asesinadas en esta ciudad. En verdad las cosas no se están poniendo mejor sino peor. Esa es la realidad.

Pero nosotros no nos guiamos por las circunstancias de la realidad, sino por lo que dice nuestro Dios. Es fácil desanimarse y “debilitarse en la fe” cuando vemos lo que sucede a nuestro derredor. Hemos estado orando para que cese la violencia y haya misericordia para nuestra ciudad, pero principalmente, hemos estado orando para que haya una transformación de nuestra ciudad y País. No queremos volver a lo mismo, a lo de antes. Sin embargo, no estamos viendo que sucede ni una cosa ni la otra, sino que la cosa se pone peor. ¿Qué debemos hacer? La respuesta es sencilla, no debemos desistir de implorar a nuestro Dios que nos escuche y que obre conforme a nuestras oraciones.

Cuando Abraham recibió múltiples veces la promesa de parte de Dios de que iba a ser el padre de un gran pueblo de bendición tuvo que esperar muchos años antes de ver esa promesa cumplida. Inclusive dice la Biblia que cuando vio su propio cuerpo casi muerto y el de su mujer estéril, tuvo que resistir la debilidad de su fe y no titubear con incredulidad. Abraham se fortaleció en la fe a pesar de ver que todas las circunstancias estaban en contra de que Dios cumpliera su promesa. Nosotros necesitamos fortalecernos en la fe también, dando gloria a nuestro Dios en quien estamos plenamente convencidos que es más que capaz de redimir nuestra ciudad y transformarla.

Romanos 4:18 Él creyó en esperanza contra esperanza, a fin de llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: ASÍ SERÁ TU DESCENDENCIA. 19 Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muerto puesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara; 20 sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21 y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.

Hermanos, veamos en quién hemos creído. En un Dios que se compadece de los pecadores y que no quiere su muerte sino su salvación. Nosotros somos prueba de ello. En un Dios que envió a su propio hijo a morir para poder salvar a los pecadores. Nosotros somos los beneficiarios de esto. En un Dios que escucha las oraciones de su pueblo. Nosotros somos su pueblo y Dios nos escucha. Hemos creído en un Dios que es soberano, poderoso, sabio y amoroso y cuyos propósitos nunca fracasan. No dejemos entonces de clamar a ese Dios y pedirle que transforme esta crisis de violencia de nuestra ciudad en un gran avivamiento que transforme todo nuestro País. Que haga lo necesario para que el mal, que aparentemente corre sin oposición, sea descubierto y detenido de manera definitiva.

Los dejo con este versículo que siempre ha traído fortaleza en la espera de la manifestación de la bondad de Dios:
Salmo 27:13 Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.

viernes, 1 de agosto de 2008

Orando por Luz para Juárez

He estado preguntándole al Señor cuál es el siguiente paso para la Iglesia que ha estado orando por la ciudad durante estos meses. ¿Qué sigue? Obviamente debemos seguir orando. Es necesario perseverar en oración hasta que nuestro Dios nos responda y transforme nuestra ciudad. Hay que hacernos a la idea que esto es algo a largo plazo. No se transforma una ciudad completa en unos meses. Si no queremos volver a lo que había antes, necesitamos seguir perseverando en nuestra súplica que Dios intervenga de manera poderosa y soberana a cambiar nuestra ciudad.

Uno de las cosas que he empezado a agregar a mi oración es pedirle a Dios que destape y descubra el mal en la ciudad. Cuando hay un tumor canceroso en el cuerpo, los médicos cirujanos abren el cuerpo y destapan el mal. Es hasta que lo pueden ver que pueden conocer la extensión del mal. Pero una vez descubierto, entonces se puede extraer. Una de las realidades del problema de nuestra ciudad es que hay un gran sentido de incertidumbre. Todos nos preguntamos: ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Porqué las autoridades aparentemente no pueden hacer nada? ¿Cuánta gente está involucrada y hasta qué niveles? Etc. Dios conoce perfectamente la respuesta a estas preguntas y tiene el poder de destapar la verdad y traer a luz la raíz del mal. Le pido a Dios que lo haga, que descubra a los responsables del mal para que puedan ser traídos a justicia. El mal prospera en la oscuridad, pero cuando la luz brilla esas tinieblas se hacen visibles y son expuestas y entonces serán transformadas en luz.

1 Corintios 4:5 Por tanto, no juzguéis antes de tiempo, sino esperad hasta que el Señor venga, el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de parte de Dios.
Efésios 5:13 Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz.

Podemos orar que Dios destape los planes de las fuerzas del mal. Que sus acciones y motivos sean descubiertas y exhibidas ante la comunidad. ¿Acaso no sería eso un gran golpe contra el mal? Los ladrones operan en la oscuridad, los extorsionadores se ocultan para engañar, los asesinos sorprenden a sus víctimas y ocultan sus rostros tras máscaras y pasamontañas. Pero Dios puede descubrirlos y desenmascararlos. Si lo hace desactivará su poder.

Juan 8:12 Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.

Pero no solo le pido que destape el mal, sino que haga brillar grandemente su luz admirable. El vino para ser luz en las tinieblas. Esa luz viene y nos ilumina con el conocimiento de la gloria de Cristo. Lo que Juárez necesita es conocer el rostro resplandeciente de Jesús. Esa luz destruirá las tinieblas. El conocimiento de Cristo es lo que le pedimos al Señor que traiga sobre la ciudad. Que llene esta ciudad de conocimiento de Jesús, que Juárez lo conozca y lo pueda percibir. Que destape los ojos de la gente que está cegada a ese hermoso resplandor. Juárez necesita luz para ver a Cristo. Y Cristo mismo es esa luz

2 Corintios 4:3 Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, 4 en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por amor de Jesús. 6 Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandecerá la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.

Señor, destapa el mal en nuestra ciudad. Desenmascara las fuentes responsables de ese mal. Descubre las artimañas del enemigo y sus estrategias de maldad. Y que todo esto debilite al mal de tal forma que ya no pueda operar. Y te pedimos que brille tu luz admirable en todo su resplandor para que Juárez pueda ver claramente tu gloria y se deleite en ella. Destapa la ceguera de los Juarenses para que viendo tu rostro te conozcan y obtengan la luz de la vida eterna en sus vidas, Amén.