jueves, 23 de julio de 2009

Clamemos Más por Nuestra Patria

Este es un excelente artículo que fue escrito por nuestro hermano Abelardo. Espero que los inspire a seguir clamando por nuestra ciudad y País:

Al leer la sección de “Opinión” del Diario de Juárez este último Domingo 12 de julio, me sorprendió sobremanera el hecho de que los autores de tres diferentes artículos coinciden, de manera notable, en su análisis de las deplorables condiciones de violencia e inseguridad en las que vivimos, y en su señalamiento de uno de los factores que más contribuyen a propiciar esta terrible ola de criminalidad que nos agobia.

En referencia al homicidio de los dos miembros de la comunidad mormona de Galeana, ocurridos la semana pasada, el primer artículo expresa lo siguiente: “El artero asesinato del activista mormón Benjamín LeBarón es indicativo …. De los tentáculos tan largos con que se mueve el crimen organizado y, sobre todo, de la impunidad retadora con que desarrolla sus actividades, comete sus atrocidades y se burla de los cuerpos de seguridad en sus propios ojos.” Este artículo concluye afirmando que Benjamín LeBarón se ha convertido en un mártir de la impunidad, y preguntando “¿Cuántos Benjamines más será necesario que caigan para que nuestros gobiernos se movilicen, se organicen,… y le planten oposición real a la delincuencia organizada?”

Un segundo artículo señala que “A Benjamín lo mataron los mismos que han cobrado la vida de otros tres mil chihuahuenses en tan sólo los dos últimos años. Es la impunidad el cáncer que consume nuestras libertades, y parece que no hay voluntad de cortar el mal.” Luego el autor nos exhorta a mantener la lucha de la dignidad contra el descaro de los delincuentes y contra la apatía de las autoridades. “Nada nos repone las vidas que se han perdido –agrega el autor—pero esa certeza no tiene por qué sofocar la exigencia. No podemos acostumbrarnos a esta violencia, ni cometer el error de ver estas cosas como una normalidad.” El artículo termina llamándonos a exigir a nuestras autoridades el esclarecimiento de los crímenes grandes, pero también de “la infinidad de pequeños eventos que ocurren todos los días y van conformando la avalancha de impunidad que nos sepulta.”

El autor del tercer artículo, haciendo alusión a la arrolladora ola de terror a la que nos encontramos sometidos, dice haber buscado y rebuscado en el pasado de nuestra nación algún precedente similar, y afirma que “ni aún las tradicionales gavillas de bandoleros que asolaron los caminos nacionales hasta los años noventa del siglo XIX, alcanzaron el poderío, la audacia y el grado de impunidad con los que se desempeñan las bandas criminales de nuestros días.” Luego procede a refutar las afirmaciones del líder de la Cámara de Diputados y del propio Presidente de la República en el sentido de que aun no existe en México una situación de ingobernabilidad, con preguntas como estas: ¿Cómo se le llama al hecho de que veinte asesinos puedan tomar venganza contra dos ciudadanos indefensos que habían alzado la voz contra las extorsiones y los secuestros, en las mismas narices de soldados y policías? ¿Cómo se le llama a la comisión de homicidios a granel cada semana, en pueblos y ciudades? ¿Y a la impunidad generalizada? ¿Y a la diaria asechanza de los asaltantes que pueden aparecer en cada casa, en cada esquina, en cada cajero automático? Etc. etc.


Es por demás obvio que para los autores de estos tres artículos, y para muchos otros analistas y comentaristas de la problemática nacional, la gravedad de la crisis delictiva actual es tan severa que no tiene precedente histórico, y que en varias poblaciones tanto de nuestro estado como de otras entidades, ya presenta evidencias irrefutables de lo que en esencia constituye una situación de ingobernabilidad. Independientemente de que estemos o no de acuerdo en usar esta palabra para describir las condiciones presentes, considero que la primera pregunta que nos debemos hacer los cristianos es esta: ¿Estamos igual de concientes que los analistas y escritores seculares, en cuanto al nivel de gravedad de la crisis delictiva que nos rodea? Todos ellos advierten, y creo que con bastante precisión, que lo que estamos viviendo es un cáncer de impunidad que continúa extendiéndose lenta e inexorablemente sobre el territorio nacional. Y lo que inevitablemente le ocurre a todo organismo infectado de cáncer y no atendido, indudablemente le está ocurriendo a nuestra nación, debilidad, descomposición y finalmente muerte o destrucción. Que Dios nos conceda la capacidad necesaria para percibir la verdadera magnitud del mal que padecemos, pues sería realmente trágico que personas que no profesan una conversión genuina al cristianismo, tuvieran una mayor capacidad para discernir las señales de los tiempos que vivimos, que los creyentes.

La segunda pregunta obligada para los que creemos en el Único, Soberano y Todopoderoso Dios, y bajo el supuesto de que sí estamos concientes de estar sufriendo la peor crisis delictiva de la historia de nuestro país, es: ¿Qué efecto ha tenido en nosotros, y que estamos haciendo al respecto? Para todo verdadero creyente sería no sólo lamentable, sino inaceptable, o más aún, hasta reprobable, que se percatara de la tragedia social que nos abruma, y no fuera profundamente impactado, conmovido e impulsado a hacer algo al respecto. Quizá sea algo pequeño pero importante, como el practicar y promover una cultura de legalidad a título personal, cambiando hábitos que no son otra cosa más que impunidad en pequeña escala, tales como cruzar los semáforos en rojo, estacionarnos en lugares prohibidos, comprar artículos piratas, etc. Sólo así podremos combatir y dejar de fomentar ese infame cáncer de la impunidad en mayor escala.

Y la tercera pregunta, también bajo el supuesto de que la crisis actual no solo nos afecta y nos desconcierta, sino que además nos duele y nos impulsa a actuar, es: ¿Sabemos cuál debe ser, de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios, nuestra más alta prioridad o nuestra ocupación primordial o nuestra tarea principal, para contribuir a que ocurra un cambio auténtico, profundo y permanente en todo México? Basta con abrir las Escrituras para comprobar que la respuesta categórica a esta pregunta es clamar. Aun los autores seculares nos dan el ejemplo, pues eso es precisamente lo que están haciendo por medio de sus artículos; están clamando y hasta reclamando a las autoridades y a la sociedad en general, con el fin de lograr que alguien escuche su clamor y haga algo al respecto, o al menos se sume a las voces que se atreven a levantar dicho clamor. Y lo hacen con denuedo, fervor y perseverancia, porque saben que la razón está de su lado, aun cuando están concientes de que claman ante instituciones y/o personas finitas, falibles y fluctuantes.

¿Estamos nosotros clamando con el mismo denuedo, fervor y perseverancia, motivados por la gloriosa realidad de que nosotros elevamos nuestro clamor ante un Ser infinito, infalible e inmutable, y que además posee todo el poder, toda la sabiduría y nos ama con amor eterno? ¿Estamos clamando por México más que antes de que surgiera esta crisis? ¿Estamos clamando más de lo que perdemos el tiempo en vanidades y trivialidades? ¿Estamos clamando más porque hemos decidido obedecer el mandato y creer la promesa que Dios nos da en el Salmo 50:15 donde nos dice, “E invócame (clama) en el día de la angustia; te libraré y tú me honrarás.”? ¿Qué esperamos para hacerlo?

Que Dios nos perdone por toda nuestra indolencia, negligencia o indiferencia ante la desgracia que nos aqueja, y que nos mueva a todos a clamar conforme a Su voluntad. Y creo que por simple lógica, la voluntad de Dios es muy clara, pues si estamos viviendo bajo condiciones de crimen y violencia que nunca antes habíamos vivido como nación, indudablemente debemos clamar a Dios como nunca antes lo habíamos hecho. Clamar en la Biblia significa levantar la voz ante Dios, y suplicar por su ayuda o intervención en situaciones de verdadera emergencia. Esto es exactamente lo que estamos viviendo, y por lo tanto debemos clamar ante nuestro Dios Todopoderoso, tanto a nivel individual como colectivo, en obediencia a 2Crónicas 7:14: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren (clamaren), y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”

¿Qué estamos esperando? Empecemos ¡hoy mismo!

miércoles, 15 de octubre de 2008

Las Cosas Siguen de Mal en Peor

Hermanos, quiero animarlos a que no desistan de orar por nuestra ciudad. Hay muchas cosas que pudieran desanimarnos de seguir creyendo que Dios va a obrar y cambiar las cosas. Pero es precisamente nuestra labor verlo a él por encima de todas las circunstancias negativas que presenciamos. Creo que lo principal que nos puede suceder es que caigamos en el temor y eso nos lleve a la incredulidad. Incredulidad de que nuestro Dios no va a cambiar las cosas. Esto significa que dudamos que quiere o que puede cambiar las cosas. Nos olvidamos que Dios sigue reinando:

Sal 47: 7 Porque Dios es Rey de toda la Tierra; cantad alabanzas con armonioso salmo. 8 Dios reina sobre las naciones; sentado está Dios en su santo trono.

Aunque veamos que los agnetes del mal sigue matando, robando, secustrando y extorsionando, no podemos dejar de creer que Cristo sigue reinando. Si por algún motivo él ha decidido demorar su respuesta y a nosotros nos parece que no está obrando, debemos de permanecer firmes y claros en esta verdad. Acaso, dejó de reinar nuestro Dios cuando estaban crucificando a Jesús. Sus discípulos no entendían, sus corazones se desplomaron hasta los suelos. Cayeron en una gran depresión y corrieron a esconderse encerrados bajo llave. Sin embargo, Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo (2Cor 5: 19) y estaba preparando un camino nuevo y amplio para que tuviéramos acceso a Dios (Heb 10:20). Lo que para los hombres parecía derrota, era en realidad su más grande victoria (Col 2:13-15).

Así ahora, no sabemos lo que él está planenado y llevando a cabo, pero podemos estar seguros que está reinando y que al final su perfecta justicia será establecida. Podemos estar seguros que él triunfará y veremos su bondad y misericordia manifestada. Siempre ha sido así y nadie puede detenerlo o entorpecer sus planes. Nadie puede resistir su voluntad o hacerlo desistir. Por lo tanto, mas bien debemos creer que este es el tiempo de oportunidad para que el mundo vea a la iglesia firme y segura. Con los ojos puestos en nuestro soberano, esperando que el descubra su brazo y haga reinar su justicia y paz. Esa paz que vendrá en forma de gracia derramada sobre nuestra tierra. Gracia de salvación, gracia de misericordia, gracia de perdón. O sea, un avivamiento de vida nueva en nuestro país. En donde ha abundado el pecado y la muerte pedimos que conforme a su voluntad veamos ahora una abundancia de su gracia.

No dejemos que el temor nos sobrecoja o sorprenda. La escritura nos llama no temer, sino a confiar que él nos librará de nuestros enemigos:

Sal 49:5 ¿Porqué he de temer en los días de adversidad cuando la iniquidad de mis enemigos me rodee...?

Sal 42:5 ¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez por la salvación de su presencia.

Sal 40:1 Al SEÑOR esperé pacientemente, y El se inclinó a mí y oyó mi clamor. 2 Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. 3 Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios; muchos verán esto, y temerán, y confiarán en el SEÑOR. 4 Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su confianza, y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad.

Hermanos, dejemos que la Escritura nos hable al corazón y podamos caminar con seguridad aún enmedio de la tragedia. Confiemos que hemos de ver su bondad y no desmayemos. El Señor triunfará...

Sal 27:11 SEÑOR, enséñame tu camino, y guíame por senda llana por causa de mis enemigos. 12 No me entregues a la voluntad de mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado contra mí, y los que respiran violencia. 13 Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes. 14 Espera al SEÑOR; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR.

miércoles, 1 de octubre de 2008

¿Se Puede Vivir en Paz en la Ciudad más Violenta?

Les quiero invitar a que escuchen la conferencia ¿Se Puede Vivir en Paz en la Ciudad mas Violenta? que fue impartida en días pasados por mi compañero el Lic. Abelardo Muñoz, quien es uno de los pastores de Gracia Soberana de Cd. Juárez. Vale la pena y tal vez puedan referir a otras personas que se encuentran desalentadas o angustiadas a que la escuchen. Se encuentra en:
http://www.iglesiagraciasoberana.org/multimedia/multimediaaudio-conf19sept.html

martes, 19 de agosto de 2008

36 en 72: ¡No Podemos Desistir!

En estas dos semanas la violencia se ha disparado al punto que el fin de semana antepasado 36 personas fueron asesinadas en un periodo de 72 horas. La semana pasada sicarios irrumpieron en un servicio evangelístico que unos hermanos Cristianos estaba dirigiendo en un Centro de Rehabilitación de la ciudad matando a 8 personas. Este fin de semana, sicarios asesinaron a 13 personas en una fiesta en Creel y 15 mas fueron asesinadas en esta ciudad. En verdad las cosas no se están poniendo mejor sino peor. Esa es la realidad.

Pero nosotros no nos guiamos por las circunstancias de la realidad, sino por lo que dice nuestro Dios. Es fácil desanimarse y “debilitarse en la fe” cuando vemos lo que sucede a nuestro derredor. Hemos estado orando para que cese la violencia y haya misericordia para nuestra ciudad, pero principalmente, hemos estado orando para que haya una transformación de nuestra ciudad y País. No queremos volver a lo mismo, a lo de antes. Sin embargo, no estamos viendo que sucede ni una cosa ni la otra, sino que la cosa se pone peor. ¿Qué debemos hacer? La respuesta es sencilla, no debemos desistir de implorar a nuestro Dios que nos escuche y que obre conforme a nuestras oraciones.

Cuando Abraham recibió múltiples veces la promesa de parte de Dios de que iba a ser el padre de un gran pueblo de bendición tuvo que esperar muchos años antes de ver esa promesa cumplida. Inclusive dice la Biblia que cuando vio su propio cuerpo casi muerto y el de su mujer estéril, tuvo que resistir la debilidad de su fe y no titubear con incredulidad. Abraham se fortaleció en la fe a pesar de ver que todas las circunstancias estaban en contra de que Dios cumpliera su promesa. Nosotros necesitamos fortalecernos en la fe también, dando gloria a nuestro Dios en quien estamos plenamente convencidos que es más que capaz de redimir nuestra ciudad y transformarla.

Romanos 4:18 Él creyó en esperanza contra esperanza, a fin de llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: ASÍ SERÁ TU DESCENDENCIA. 19 Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muerto puesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara; 20 sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21 y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.

Hermanos, veamos en quién hemos creído. En un Dios que se compadece de los pecadores y que no quiere su muerte sino su salvación. Nosotros somos prueba de ello. En un Dios que envió a su propio hijo a morir para poder salvar a los pecadores. Nosotros somos los beneficiarios de esto. En un Dios que escucha las oraciones de su pueblo. Nosotros somos su pueblo y Dios nos escucha. Hemos creído en un Dios que es soberano, poderoso, sabio y amoroso y cuyos propósitos nunca fracasan. No dejemos entonces de clamar a ese Dios y pedirle que transforme esta crisis de violencia de nuestra ciudad en un gran avivamiento que transforme todo nuestro País. Que haga lo necesario para que el mal, que aparentemente corre sin oposición, sea descubierto y detenido de manera definitiva.

Los dejo con este versículo que siempre ha traído fortaleza en la espera de la manifestación de la bondad de Dios:
Salmo 27:13 Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.

viernes, 1 de agosto de 2008

Orando por Luz para Juárez

He estado preguntándole al Señor cuál es el siguiente paso para la Iglesia que ha estado orando por la ciudad durante estos meses. ¿Qué sigue? Obviamente debemos seguir orando. Es necesario perseverar en oración hasta que nuestro Dios nos responda y transforme nuestra ciudad. Hay que hacernos a la idea que esto es algo a largo plazo. No se transforma una ciudad completa en unos meses. Si no queremos volver a lo que había antes, necesitamos seguir perseverando en nuestra súplica que Dios intervenga de manera poderosa y soberana a cambiar nuestra ciudad.

Uno de las cosas que he empezado a agregar a mi oración es pedirle a Dios que destape y descubra el mal en la ciudad. Cuando hay un tumor canceroso en el cuerpo, los médicos cirujanos abren el cuerpo y destapan el mal. Es hasta que lo pueden ver que pueden conocer la extensión del mal. Pero una vez descubierto, entonces se puede extraer. Una de las realidades del problema de nuestra ciudad es que hay un gran sentido de incertidumbre. Todos nos preguntamos: ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Porqué las autoridades aparentemente no pueden hacer nada? ¿Cuánta gente está involucrada y hasta qué niveles? Etc. Dios conoce perfectamente la respuesta a estas preguntas y tiene el poder de destapar la verdad y traer a luz la raíz del mal. Le pido a Dios que lo haga, que descubra a los responsables del mal para que puedan ser traídos a justicia. El mal prospera en la oscuridad, pero cuando la luz brilla esas tinieblas se hacen visibles y son expuestas y entonces serán transformadas en luz.

1 Corintios 4:5 Por tanto, no juzguéis antes de tiempo, sino esperad hasta que el Señor venga, el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de parte de Dios.
Efésios 5:13 Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz.

Podemos orar que Dios destape los planes de las fuerzas del mal. Que sus acciones y motivos sean descubiertas y exhibidas ante la comunidad. ¿Acaso no sería eso un gran golpe contra el mal? Los ladrones operan en la oscuridad, los extorsionadores se ocultan para engañar, los asesinos sorprenden a sus víctimas y ocultan sus rostros tras máscaras y pasamontañas. Pero Dios puede descubrirlos y desenmascararlos. Si lo hace desactivará su poder.

Juan 8:12 Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.

Pero no solo le pido que destape el mal, sino que haga brillar grandemente su luz admirable. El vino para ser luz en las tinieblas. Esa luz viene y nos ilumina con el conocimiento de la gloria de Cristo. Lo que Juárez necesita es conocer el rostro resplandeciente de Jesús. Esa luz destruirá las tinieblas. El conocimiento de Cristo es lo que le pedimos al Señor que traiga sobre la ciudad. Que llene esta ciudad de conocimiento de Jesús, que Juárez lo conozca y lo pueda percibir. Que destape los ojos de la gente que está cegada a ese hermoso resplandor. Juárez necesita luz para ver a Cristo. Y Cristo mismo es esa luz

2 Corintios 4:3 Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, 4 en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por amor de Jesús. 6 Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandecerá la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.

Señor, destapa el mal en nuestra ciudad. Desenmascara las fuentes responsables de ese mal. Descubre las artimañas del enemigo y sus estrategias de maldad. Y que todo esto debilite al mal de tal forma que ya no pueda operar. Y te pedimos que brille tu luz admirable en todo su resplandor para que Juárez pueda ver claramente tu gloria y se deleite en ella. Destapa la ceguera de los Juarenses para que viendo tu rostro te conozcan y obtengan la luz de la vida eterna en sus vidas, Amén.

jueves, 31 de julio de 2008

!Ya estamos de vuelta!

Hermanos:
Quiero disculparme por no haber podido actualizar el blog durante estas semanas. He estado ocupado con otras cosas y mas que nada he querido experimentar el período de duelo al que convocamos el mes anterior a la iglesia. Este domingo como congregación terminamos los 40 días de duelo y oración por nuestra ciudad. Aproximadamente 300 personas participaron en ello. A diario había un grupo de personas orando y ayunando por nuestra ciudad pidiendo a Dios misericordia para nuestra ciudad.
Durante ese tiempo he estado preguntándole al Señor cuál es el siguiente paso, y creo que ya me ha mostrado algo de lo que sigue. En las próximas entradas al blog estaré compartiendo algunos pensamientos acerca de ello. Así que prepárense y chequen el blog regularmente.
Por lo pronto, sólo quiero dejarles con estas preguntas:

¿Qué puede ofrecer la Iglesia a la ciudad en medio de esta crisis (a mi parecer la peor crisis de violencia en su historia)?
¿Qué le podemos decir a un padre, a una esposa o a un niño que ha perdido de manera injusta a su ser querido en una balacera?
Si Dios está con, y, en la Iglesia, ¿no debería la Iglesia entonces hacer la diferencia para la ciudad?
¿Cuál debe ser el mensaje que le demos a n uestra ciudad que se pregunta qué hacer?

Estas son las preguntas que me he estado haciendo estas últimas semanas, y no quería escribir nada hasta no tener una idea clara de la respuesta. Te invito que tú también te las hagas y se las preguntes al Señor. Hay una frase que el rey Josafat exclamó en una oración a Dios en un momento de gran crisis sobre su ciudad. Dijo:

2 Crónicas 20:12 Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti.

Así se siente también mucha gente, "no sabemos qué hacer" ante el embate del mal sobre nuestra ciudad. Sin embargo, el rey Josafat, que era un temeroso de Dios exclama: "nuestros ojos están vueltos hacia ti". Así nosotros también debemos voltear nuestros ojos hacia él y esperar de él dirección. El si sabe qué hacer, de él vendrá la solución.
Sigue pendiente...

martes, 1 de julio de 2008

Un Llamado al Arrepentimiento de Cd. Juárez (3a. Parte)

¿Qué es lo que Cd. Juárez Necesita?

Algunos han comentado que Juárez necesita volver a la normalidad. Otros que se necesita que la ciudad reciba un mensaje positivo. Otros, que se salga a la calle a pedir paz para nuestra ciudad y otros que se presione al gobierno para que haga algo. Pero, creo que para los Cristianos, no debe haber especulación acerca de lo que necesita nuestra ciudad. No nos corresponde tratar de idear algún elemento que pueda ayudar al estado crítico de nuestra comunidad. Nos corresponde primero voltear hacia el que es Rey y Señor de todo y preguntarle a él qué es lo que nuestra ciudad necesita. En otras palabras, no debemos buscar una solución al problema en nosotros o en nuestras opiniones o ideas. Debemos buscar la solución que El determine para la ciudad. Cd. Juárez necesita preguntarle a Dios qué es lo que El quiere que haga, cómo quiere Dios que respondamos. Y he dicho que la respuesta que Dios demanda de todos los hombres es que volteen a él en arrepentimiento y sumisión.

Joel 2:12 Aun ahora -- declara el SEÑOR -- volved a mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento. 13 Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque Él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal. 14 ¿Quién sabe si volverá y se apiadará, y dejará tras sí bendición
Sin embargo, muchos no están de acuerdo con este punto de vista. Esta semana me llegó copia de un correo firmado por Pequeños y Medianos empresarios (Pymes) que dice precisamente todo lo contrario a lo que he estado publicando en este blog. Y dice textualmente:

"No hagas como muchos dicen que SOLO nos queda encomendarnos a Dios. En efecto, hay que encomendarse a él al salir de su casa o negocio pero no solo hagan eso, recuerden que Dios dice Ayúdate que yo te ayudare. O que a caso nos vamos a quedar de brazos cruzados hasta que nos toque turno a cada uno de para luego volver a empezar de nuevo con el primero. Estas personas no van a detenerse y si dejamos que sigan tan tranquilos les va a gustar y va a ser un negocio para quedarse. Debemos hacer esto público, que se vea a nivel nacional para presionar a las 3 esferas de gobierno a que actúen al respecto..."

No me avergüenza decir que no estoy de acuerdo con esto, no porque no creo que es correcto que se le pida a la autoridad que mantenga el orden, sino porque no creo que esa sea la solución a un problema que trasciende mucho más que esto. Creo que es necesario que la ciudad y sus sectores se dejen de ver como victimas de un fenómeno social y asuma cada quien la responsabilidad que le corresponde delante de Dios. ¿Podemos pedir justicia si nosotros no estamos obrando en justicia? ¿Podemos pedir que se limpie nuestra ciudad de "los malos" si nosotros no nos hemos arrepentido de nuestras propias maldades? Estoy seguro que hay mucha gente que si es una victima inocente de la violencia, pero también puedo asumir que hay muchos que ahora la denuncian pero que anteriormente se beneficiaban de lo que el "narco" derramaba en nuestra ciudad.

¿Acaso no es también gravoso para Dios que haya antros en donde se promovía la venta de "tachas" entre los jóvenes de nuestra ciudad? ¿Acaso no es ofensivo para El, que en nuestra ciudad hayan proliferado prostíbulos y Moteles de paso? ¿Acaso no se duele de la inmoralidad, del vicio, del abandono de niños, del divorcio, de la injusticia patronal, de la voracidad empresarial, de la arrogancia social, de la corrupción, del soborno, del abuso doméstico, de la explotación de menores, de la irresponsabilidad social, del vandalismo, del robo y la estafa y de tantas otras cosas que han proliferado en nuestra sociedad por tanto tiempo? La realidad es que todos somos culpables de haber ofendido a Dios y ahora que la cosa se pone dura, en lugar de clamar por justicia debiéramos clamar por misericordia de su parte.

Este texto de Joel me anima a creer que si la ciudad se vuelve hacia Dios, Dios quien es compasivo y bondadoso se puede compadecer de nosotros y nos puede salvar de todo esto. El si puede transformar toda una ciudad. El si puede cambiar los corazones de los hombres. El si puede redimir y rescatar lo que se había perdido. El está en el negocio de la regeneración y la redención. La Biblia en ninguna parte dice "ayudate que yo te ayudare". Eso es un mito muy sonado. Lo que si deice es "arrepientete y vuelve a mi y yo tendré compasión de ti". Hoy es el día de "encomendarse" a Dios, pero en humildad y en arrepentimiento.