martes, 10 de junio de 2008

La Verdadera Guerra Espiritual (segunda parte)

Estad Firmes

Efesios 6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes,…

La segunda cosa que aprendemos de este pasaje es que dos veces repite que el objetivo de la guerra espiritual es que permanezcamos firmes. Debemos estar revestidos de la armadura de Dios para ¡ESTAR FIRMES! Esto quiere decir que el objetivo del enemigo es precisamente hacernos retroceder, hacernos tropezar o hacernos caer, o sea, todo lo contrario a estar firmes en Cristo.

Estar firmes significa que seguimos en la fe, permanecemos inconmovibles ante los embates de las circunstancias. No nos echamos hacia atrás ni huimos a escondernos cuando las cosas se ponen difíciles. Mas bien, permanecemos firmes en paciencia perseverando en fe, como dice el libro de Hebreos, esperando a aquel que muy pronto habrá de venir:

Hebreos 10:36 Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. 37 PORQUE DENTRO DE MUY POCO TIEMPO, EL QUE HA DE VENIR VENDRÁ Y NO TARDARÁ. 38 MAS MI JUSTO VIVIRÁ POR LA FE; Y SI RETROCEDE, MI ALMA NO SE COMPLACERÁ EN ÉL. 39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.

No podemos agradar a Dios sin fe, y no podemos agradar a Dios si retrocedemos. Retroceder significa que volvemos hacia atrás. A una vida sin fe y sin Cristo. En estos tiempos en que somos tentados a volver atrás a una vida de temor, sin esperanza, sin paz, como si no estuviera Cristo con nosotros. Los Cristianos debemos permanecer en la fe de que Cristo está siempre con nosotros. El fue quien nos prometió que nunca nos dejaría ni nos desampararía.

Hebreos 13:5b …porque Él mismo ha dicho: NUNCA TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARÉ

Entonces, permanecer en fe significa que vivimos a la luz de esa verdad, confiando en su fidelidad y en sus promesas.
Estar firmes también significa que no renunciamos, que no nos cansamos de perseverar, que no abandonamos nuestro lugar. Como el soldado que permanece en su puesto firme aunque las cosas se pongan duras a su alrededor. No dudo que algunos estarán tentados a renunciar a esa postura, que quieran correr a refugiarse en la seguridad que el mundo ofrece. Pero Dios nos prohíbe que busquemos refugio y protección en el mundo, pues esto consiste en confiar en el hombre más que en Dios:

Isaías 30:1 ¡Ay de los hijos rebeldes -- declara el SEÑOR -- que ejecutan planes, pero no los míos, y hacen alianza, pero no según mi Espíritu, para añadir pecado sobre pecado! 2 Los que descienden a Egipto sin consultarme, para refugiarse al amparo de Faraón, y buscar abrigo a la sombra de Egipto. 3 El amparo de Faraón será vuestra vergüenza, y el abrigo a la sombra de Egipto, vuestra humillación. 4 Porque sus príncipes están en Zoán, y sus embajadores llegan a Hanes. 5 Todos se avergonzarán a causa de un pueblo que no les trae provecho, no les sirve de ayuda ni de utilidad, sino de vergüenza y también de oprobio.

Jeremías 17:5 Así dice el SEÑOR: Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del SEÑOR se aparta su corazón.

Nosotros, entonces debemos revestirnos de Cristo y permanecer firmes, sin retrocesos, sin renuncias, sin desanimarnos. Esto es, sin desistir de confiar en Cristo, de esperar en él, de refugiarnos en él. NO desistimos, NO renunciamos, No retrocedemos. Esa es la guerra espiritual.

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