domingo, 15 de junio de 2008

Un Llamado a hacer duelo por Juárez

En estos días he estado meditando acerca de la perspectiva que Dios ha de tener sobre la situación en nuestra ciudad. El está permitiendo que Satanás traiga muerte por todos lados. Muchos han muerto y no parece haber solución. La gente está angustiada y temerosa, se habla que la ciudad está en una psicosis. ¿Qué espera Dios de los pobladores de Cd. Juárez? ¿Cómo espera Él que responda la ciudad ante todo esto? Creo que es obvio que Dios espera una ciudad que volteé a él en arrepentimiento y clamor.

Por lo que leo en la Escritura, Dios a veces permite y decreta tiempos de dificultad y dolor para el mundo. Esto lo hace para corregir a los hombres de su pecado y para motivarlos a que se arrepientan y se vuelvan a él. El siempre está esperando para responder cuando la gente clama a él con un corazón humilde, buscando su perdón y su salvación. Pero ¿está Juárez volteando hacia Dios y buscando su perdón y ayuda? ¿Están sus pobladores cada vez mas conscientes que solo Dios puede liberarlos de toda esta violencia? Creo que muchos han de creer que Dios puede ayudarnos y librarnos de este mal, pero ¿Pensará Cd. Juárez que tal vez esto está sucediendo para conducirnos hacia el arrepentimiento de nuestros muchos pecados? Miren lo que decía el profeta Jeremías durante uno de esos tiempos en los que Dios castigó a su pueblo con calamidad:

Jeremías 5:1 Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas, a ver si halláis algún hombre, si hay quien haga justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaré. 2 Pues aunque digan: "Vive el SEÑOR", de cierto juran falsamente. 3 Oh, SEÑOR, ¿no buscan tus ojos la verdad? Tú los heriste, mas no les dolió; tú los consumiste, mas ellos rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la roca, rehusaron arrepentirse.

Lo asombroso es que a pesar de que el Señor estaba “hiriendo” a su gente a ellos no les dolió y ellos rehusaron arrepentirse. Se negaron a humillarse delante del Señor. El Señor reta a Jeremías a buscar a alguien que lo esté buscando para que El lo perdone. ¿Podrá llegar a ser el caso de Cd. Juárez, que Dios nos hiera pero que no nos duela y que rehusemos arrepentirnos? Aunque la gente de Juárez no le duela a la iglesia le debe doler. Aunque la gente de Juárez no se arrepienta, la iglesia debe arrepentirse. En otras palabras, la iglesia no debe quedarse quieta ante esta situación, no debe ser “indolente”, sino “doliente”. La iglesia debe hacer duelo.

Veamos el ejemplo de Nehemías cuando se enteró del estado deplorable de Jerusalén. Se sentó, lloró e hizo duelo:.

Nehemías 1:4 Y cuando oí estas palabras, me senté y lloré, e hice duelo algunos días, y estuve ayunando y orando delante del Dios del cielo. 5 Y dije: Te ruego, oh SEÑOR, Dios del cielo, el grande y temible Dios, que guarda el pacto y la misericordia para con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos, 6 que estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti día y noche por los hijos de Israel tus siervos, confesando los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. 7 Hemos procedido perversamente contra ti y no hemos guardado los mandamientos, ni los estatutos, ni las ordenanzas que mandaste a tu siervo Moisés

Hacer duelo significa que intencionalmente buscas que te duela algo. Cuando a un amigo se le muere un ser querido corres a hacer duelo con él. Quieres que te duela su pérdida. Te dueles junto con él. Intencionalmente buscas ese dolor, no tanto porque fue tú pérdida, sino porque por amor a tu amigo quieres identificarte con su dolor. La iglesia debe hacer duelo por su ciudad. Aunque no hayas experimentado la pérdida de un ser querido, puedes identificarte con el dolor de nuestra gente.

Además, Nehemías se dolió porque se dio cuenta que el dolor que experimentaba Jerusalén era la consecuencia del pecado de ese pueblo. Por lo tanto, el duelo de Nehemías era no solo por el estado devastado de Jerusalén, sino porque Dios había sido agraviado y había mandado esa devastación. El duelo era por el pecado y sus consecuencias. Este es el tipo de duelo que la iglesia de Cd. Juárez debe sentir. Nuestra ciudad ha ofendido a Dios por muchos años y ahora Dios ha permitido que recojamos las consecuencias de haber tolerado y participado de tanto pecado.

Quiero hacer un llamado a todos los Cristianos de Cd. Juárez, hagamos duelo por nuestra ciudad. Busquemos intencionalmente que nos duela el estado de nuestra ciudad. Que le demos instrucciones a nuestro corazón para que el agravio del Señor y sus consecuencias nos afecte profundamente y nos lleve a hacer duelo.

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