miércoles, 25 de junio de 2008

Un Llamado al Arrepentimiento de Cd. Juárez (2a.Parte)

Este es un comentario que recibí de un amigo que se lo envió al editor de una revista para empresarios. Creí que pudiera ser interesante y edificante ponerlo en el blog ya que aborda nuestro tema desde una perspectiva mas intelectual. Puede ser útil para reenviarselo a alguien que no está viendo el problema desde un punto de vista religioso.

Apreciable amigo:

Te agradezco mucho el correo que me enviaras y en el que abordas, con base en dos correos recibidos por ti, la situación de nuestra ciudad. Coincido contigo en que fue y es lastimoso observar como el temor domina a muchos ciudadanos y que los temas diarios de conversación y de cadenas de correo electrónico versen sobre lo mismo. De pronto parece generarse un clamor que pide, exige, reclama, solicita vivir en paz… como si nada pasara…como si nada hubiera pasado. Supongo que la ciudad se revuelca en el lecho de una aparente pesadilla y quiere ser despertada. Lo malo es que no se trata de un sueño. ¿Existe alguna forma humana de enfrentar esta pesadilla real? No, no la hay.
Una de las tendencias que nos caracteriza como seres humanos es una convicción de omnipotencia. Ve tú a saber si proviene del Renacimiento, de la Ilustración, de la Revolución Francesa o de la lejana antigüedad (tan lejana como el Edén). Creemos que basta con que nos decidamos a modificar nuestro destino para que esto se haga. Se le atribuye a Goethe aquello de uno es el arquitecto de su propio destino. ¿Será entonces que Juárez ha sido arquitecto de su destino? En buena medida la ciudad ha sido beneficiaria del estado de cosas que ahora vive una crisis de continuidad. Por supuesto que esto debe verse con el aséptico lente de la macroeconomía porque los binoculares personalizados deforman al parcializarla la realidad juarense que además de los males también enfrenta acusadores.
No estoy de acuerdo en que deban ondearse argumentos de naturaleza económica, que llaman a que invirtamos o gastemos para “salvar” o “fortalecer” a Juárez. No, estimado amigo. Más que en pavor por un lado, o bien, en una aparente “normalidad” por el otro, la ciudad debe sumirse en una contrición verdadera en el terreno del espíritu. Mucho más allá de rituales semanales, cada uno de nosotros debe dirigir su mirada primero a Dios y luego a su propio interior para revisar su vida, valores y propósitos. Todo lo que pasa en la ciudad nos: preocupa, enoja, inquieta, atemoriza, indigna, exalta pero no nos duele, no nos quebranta. ¿Qué será de las familias de los policías asesinados? ¿Qué pasará con los hijos y las familias de los “levantados”, “encobijados”? ¿La ciudad necesita llevar un score de los muertos por minuto, por hora? ¿Necesitamos saber los mensajes con una ortografía y un léxico deleznables que se dirigen entre sí las bandas?
Apenas he sido salvado del laicismo en el que parece que la razón encuentra para todo una explicación idónea y que con un poco más de fósforo, la mente enhebra soluciones geniales. Todo lo que huela a espíritu es descartado porque se le asocia a la Edad Media o a costumbres de nuestros abuelos que nos parecen supersticiones…pero en el fondo creemos en ellas y nos da miedo que no nos protejan.
Necesitamos volvernos a Dios. ¿Cómo? Mediante el arrepentimiento, la contrición y la intercesión. Puede ser que para todo el mundo empresarial sean más conocidas la programación neurolinguística (PNL), la teoría sistémica o el balanced score card (BSC) pero la oración, la meditación, el ayuno y el estudio bíblico son también disciplinas que nos conducen a una transformación interior que se tiene que reflejar en el entorno. Son estas disciplinas las que nos permiten leer y entender el mensaje bíblico que aparece en varios libros, con miles de años de diferencia entre ellos, y en donde como una constante se describe como la humanidad, no obstante estar sometida a calamidades enviadas por Dios, se rehusó de una manera obstinada, a arrepentirse. Poco después del diluvio, los hombres envalentonados ya trabajaban en el escalamiento del cielo. En el libro de Apocalipsis se describe cómo Dios enviará centenares de miles de ángeles a dar muerte a un tercio de la humanidad y los dos tercios restantes rehusarán arrepentirse.
Leo en la prensa que quienes antes frecuentaban centros nocturnos en Juárez ahora prefieren ir al los de El Paso. ¿Lo normal sería que vuelva la juventud a los centros nocturnos de este lado? Ciudad Juárez necesita primero arrepentirse, esto es, salir de la “normalidad”. Le doy gracias a Dios por tu vida y por la carta que me has hecho llegar y que ha dado oportunidad de hacerte estos comentarios. Te saludo con aprecio.
Antonio C.

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